Jacobo y las intrigas del periodismo Salió del
sueño. La irritante exigencia del vibrante teléfono, lo desconcertó. Manoteó en el vacío. Tentaleó la realidad. Alzó el auricular. Iba a soltar el consabido : "¿Bueno; quién habla?" Pero en el otro extremo se produjo.
Habla Jacobo Zabludovsky. Prepárate. Vas a la guerra.
Nunca podría explicar atolondrada respuesta:
"No juegue, Licenciado...
"Yo no juego nunca. Levántate y te vas a la embajada de Líbano. Está en Reforma y Julio Verne. Frente al Obelisco a Bolívar. Sacas tu visa y te vas a Televisa. Te darán los boletos de avión y dinero. Irá contigo como camarógrafo uno de los Figueroa -hijo del lector de "Cuestión de minutos" y de ayudante Juan Castillo. De la oficina al aeropuerto. México-Miami-París. Te quedas ahí uno o dos días y luego vas en avión de MEA -Middle East Airlines- llegas a Líbano. Luego, luego me mandas información. ¡Apúrate! ...Click. su
Así ordenaba -decidía- el licenciado Jacobo Zabludovsky. Tenía, ejercía toda la autoridad. Era, además, admirado y muy estimado. Líder. Personaje ejemplar. Madrugador. Infatigable. Sus más cercanos que no lo perdían de vista y seguían atentos hasta su modo de hablar, no vacilaban en reconocer:
"Es el número uno. Y no se ve quién sea el número dos. Es un "monstruo" el jefe. Chambea muy duro. Desde siempre.
"¿Qué se siente llegar a ser Vicepresidente de Televisa, licenciado? -le preguntó un reportero.
"Nada en especial -respondió Zabludovsky. No experimento transformación alguna. Quizás porque estoy en este sitio y responsabilidad tras muchos años de
Análisis
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2023-02-04T08:00:00.0000000Z
2023-02-04T08:00:00.0000000Z
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