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Orozco emuló a Paola y a Germán Sánchez

MÉXICO GANÓ UN TOTAL DE SIETE MEDALLAS EN LA DISCIPLINA EN LOS ÚLTIMOS CINCO JUEGOS OLÍMPICOS

ABRIL VILLEGAS

La clavadista

Alejandra Orozco escribió su nombre en letras de oro al colgarse su segunda medalla olímpica, con ello empató a Paola Espinosa y Germán Sánchez.

Hace nueve años, Orozco era la seleccionada más pequeña de la delegación mexicana que participó en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012 y con tan sólo 15 años, debuta en su primera justa olímpica, sin experiencia alguna y en una de las pruebas más retadoras como es la plataforma de 10 metros.

Ahora en Tokio 2020, volvió a subir al podio olímpico, ahora acompañada de Gabriela Agúndez, quienes en el 2019 decidieron probarse como pareja y ya están logran cosas exitosas para los clavados mexicanos.

Fue en el 2012, donde Ale empezó a escribir su propia historia y fue de la mano de la experimentada Paola Espinosa que logró subirse al podio olímpico, al conquistar la presea de bronce en plataforma sincronizada.

En Río 2016, la propia Alejandra declaró que fueron unos olímpicos agridulce, ahora lideró y guió a la bajacaliforniana Gaby Agúndez para volver a subir al podio.

El máximo ganador de medallas en clavados es Joaquín Capilla con cuatro preseas, un oro, una plata y dos bronces, logradas en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, Helsinki 1952 y Mellbourne 1956./

Pocas cosas

pueden representar el final de un ciclo de forma tan devastadora como el deporte. Después de cinco ciclos olímpicos donde el Taekwondo pobló los registros del medallero mexicano con siete preseas: dos de oro, dos de plata y tres de bronce, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 quedarán como el ocaso de una época gloriosa para una disciplina que había acostumbrado al país a alimentar las expectativas. Las eliminaciones en octavos de final de Briseida Acosta y Carlos Sansores, únicos representantes aztecas en tierras japonesas, alimenta la nostalgia.

La historia del Taekwondo en México se remonta a finales de la década de los sesentas. El “karate coreano”, como se le conocía en nuestro país ante lo extraño del término, pronto pasó de ser un deporte recreacional a un sistema competitivo. Fue tanto su éxito a nivel global, que en los Juegos Olímpicos de Seúl y Barcelona fue presentado como un deporte de exhibición, para finalmente formar parte del programa oficial de competencias en Sídney 2000.

HISTORIAS DE ÉXITO

Fue precisamente en territorio australiano donde comenzó una serie de éxitos capaces de potenciar a México en un terreno tan complejo como lo es el medallero. En aquellos juegos, los del oro de Soraya Jiménez, México consiguió seis medallas, una de ellas fue el bronce de Víctor Estrada, en la categoría de los -80 kg. El tamaulipeco, que había dominado las competencias regionales en la década de los noventas, aprovechó el impulso para adueñarse de un tercer lugar que de alguna forma abrió la brecha para muchos jóvenes con cualidades que vieron en los olímpicos un sueño por cumplir.

Atenas 2004 escribió la historia de los hermanos Iridia y Óscar Salazar. Impulsados por su padre Reinaldo, de los primeros campeones mexicanos, brillaron en la tierra de los dioses. La medalla de bronce de Iridia en la categoría de los -57 kg y la plata de Óscar en los -58 no sólo se trató de un relato de sangre, sino también de la confirmación de un deporte en unos juegos donde Ana Gabriela Guevara y la ciclista Belem Guerrero parecían de las pocas esperanzas, y resultó que no.

Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, llegó la consolidación con las medallas de oro de María del Rosario Espinoza y Guillermo Pérez. Por aquel entonces, la figura de María del Rosario irrumpió con fuerza, la taekwondoína sinaloense cristalizó el sueño de la infancia que nació en los camiones en los que recorría Guasave para ir a entrenar, saliendo de la escuela. Guillermo Pérez, por su parte, ya había avisado de su potencial con una plata en el Campeonato Mundial del 2007. Los Juegos Olímpicos fueron la confirmación de la relación que existe entre el trabajo y el progreso.

Años más tarde, en Londres 2012, el bronce conseguido por María del Rosario Espinoza se sumó a una actuación histórica donde México ganó ocho medallas. La taekwondoína se convirtió en tierras británicas, junto con Paola Espinosa, en las únicas mujeres en ganar dos medallas en Juegos Olímpicos. La leyenda estaba en marcha.

Finalmente, María del Rosario culminó su gran ciclo en los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde ganó la plata, constituyendo su podio personal.

Aquella presea, sin saberlo, sería la última de una época de alegrías donde México conoció las sensaciones que emanan de saberse potencia.

HAY DIVISIÓN

A diferencia de los Juegos Olímpicos de Río 2016, donde el equipo mexicano estaba representado por María del Rosario Espinoza, Itzel Manjarrez, Saúl Gutiérrez y Carlos Navarro, para Tokio 2020 únicamente se consiguieron dos plazas, situación que redujo de manera considerable las posibilidades de medalla y de alguna manera dejó dudas sobre el proceso.

Las derrotas del equipo mexicano coinciden con el éxito del entrenador Óscar Salazar, quien, luego de cinco años de trabajar en el taekwondo nacional, decidió probar suerte en otro país, esto ante los problemas que se vislumbraban en la Federación Mexicana de Taekwondo (FMTKD).

2000 AÑO EN QUE SE GANÓ LA PRIMERA MEDALLA

Acostumbrada

a hacer mortales y piruetas a máxima velocidad, la gimnasta Simone Biles dio una prueba más de su valentía; lo hizo, sin embargo, lejos de los aparatos, al declarar frente a los micrófonos que antes de pensar en lo deportivo deberá concentrarse en su salud mental y combatir los “demonios en su cabeza”.

Con franqueza, la ganadora de cinco medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 y candidata a ganarlo todo en Tokio 2020 ponía fin a las especulaciones sobre su repentina salida en la final por equipos y abría paso a un nuevo episodio de atletas que hablan sobre un tema relevante no sólo en el deporte, sino en la vida.

Existe la creencia de que un deportista de alto rendimiento debe anteponer su carrera por sobre todas las cosas, pero cada vez son más los que desmontan la teoría. "Pienso que la salud mental prevalece en los deportes. Tenemos que pensar en nosotros mismos porque también somos humanos", dijo Biles, quien apenas un día antes declaró sentir el peso del mundo sobre sus hombros.

La confesión de Biles llega en un momento en el que el eco de las palabras de Naomi Osaka aún retumba con fuerza. En mayo pasado, luego de varios días de tensión tras no querer hablar con los medios de comunicación, la japonesa tomó la decisión de retirarse de Roland Garros ante los ojos atónitos del mundo. La tenista reveló a través de Twitter haber sufrido varios episodios de depresión desde que ganó el Abierto de Francia, en el 2018. Osaka reconoció que el hecho de presentarse ante la prensa le genera “enormes oleadas de ansiedad”.

Naomi publicó en la revista Time un texto redactado en primera persona en donde abundó en la necesidad de poner al ser humano por encima de los compromisos a los que son sometidos los atletas. “Los atletas son humanos. El tenis es nuestra profesión privilegiada y, por supuesto, hay compromisos fuera de la cancha que coinciden. Pero no puedo imaginarme otra profesión en la que la asistencia sea tan duramente escrutada", escribió días antes de ser la encargada de encender el pebetero en Tokio. MICHAEL PHELPS

El tema no es nuevo. Hace unos años, Michael Phelps habló sobre sus problemas de ansiedad. El máximo ganador en la historia de los Juegos Olímpicos ganaba medallas a un ritmo vertiginoso, su cara reflejaba una sonrisa tímida, sin embargo no podía evitar los deseos de morir. “Había una parte de mí que ya no quería vivir. No quería nadar más, ni siquiera quería vivir más, entonces pensé en el suicidio” dijo el nadador, en una entrevista publicada por CNN en el 2018.

Detrás de la figura poderosa del Tiburón de Baltimore, Phelps mantiene una lucha por mantener a la persona a flote. “Creo que hay que entender que está bien no estar bien. Lo importante es mantenerse abierto y comunicativo. Ser capaz de no callarse la boca y creer que lo que te sucede es algo que puede asustar a muchas personas. Es un camino muy oscuro por momentos y tú solamente debes asegurarte de mantenerte abierto”, agregó el mítico deportista.

“La cuestión es que las personas que viven con problemas de salud mental lo saben, nunca desaparece. Tienes días buenos y malos. Pero nunca hay una línea de meta. Hice tantas entrevistas después de Río donde la historia fue la misma: ‘Michael Phelps habló sobre la depresión, entró en un programa de tratamiento, ganó el oro en sus últimos Juegos Olímpicos y ahora está mejor’. Desearía que fuera la verdad. Desearía que fuera así de fácil”, escribió el nadador.

Dak Prescott, mariscal de campo de los Vaqueros de Dallas, es otro de los deportistas que habló sobre la necesidad de darle valor a la salud mental, todo esto a raíz de los episodios de ansiedad y depresión provocados por la muerte de su hermano. "Cuando tienes pensamientos que nunca habías tenido, es una oportunidad de darte cuenta y reconocer la vulnerabilidad que tienes. Hablé con mi familia, con la gente a mi alrededor y algunos ya habían lidiado con eso antes. Ser abierto al respecto y no contener esos sentimientos fue una de las mejores cosas para mí”, reveló Dak en el programa In Depth with Graham Bensinger. Sus palabras fueron bien recibidas en una liga que suele ser reservada con este tipo de cuestiones.

4 EJEMPLOS DE QUE EL TEMA MENTAL DEBE CUIDARSE

Olimpicos

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2021-07-28T07:00:00.0000000Z

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