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Engendrados por la Covid-19 Dos mil

500 niños huérfanos a causa del Covid-19 en la Ciudad de México, quizá otro tanto en el Estado de México. Sin embargo, no existe un estudio público que indique los números reales de huérfanos por la pandemia y tampoco se escucha de planes para atenderlos.

Quizá algunos de ellos han tenido que salir a las calles a pedir dinero, trabajar de lava-vidrios o vendedores de golosinas o peor aún, prostituirse como ocurría hace años, sin pandemia y sin crisis, en la glorieta de Insurgentes en la Ciudad de México.

Alguna vez, en mi juventud, mi hermano Jorge y yo intentamos ayudar a los niños de la calle. Descubrimos que había niños de la calle y en la calle. Los primeros, sin hogar, vivían bajo puentes, otros dormían en escaleras, algunos se tiraban en el piso de la terminal de Toluca. Durante el día se drogaban con activo para no sentir hambre y al caer la noche se calentaban con fogatas en botes de basura, agrupándose afuera de la terminal de autobuses. Los segundos tenían casa pero huían o se alejaban de sus padres, integrándose a los otros niños y luchando por sobrevivir.

La experiencia juvenil pegó tan duro que Jorge decidió ayudar a orfanatorios establecidos y vivió varios años encabezando uno de ellos con más de 80 niños en la ciudad de Querétaro, donde él y su familia convivían y educaban a los niños.

Hoy, después de 30 años, el problema de los niños de la calle persiste y se agravó a consecuencia de la pandemia que arroja nuevos miembros. Pequeños sin padre, madre o familia, desalojados de sus casas por no poder pagarla. Sin elementos para estudiar, no tienen internet, ni computadora y a sus caseros y acreedores su bienestar no interesa, sólo el dinero.

Casa, comida, sustento, educación, convivencia fraterna, ejemplo paterno, valores, diversión, seguridad, son las necesidades elementales a subsanar para los nuevos huérfanos, quienes para ser atendidos, primero deberán ser detectados,

Hasta el

momento y después de un año y meses de pandemia, no hay datos que nos indiquen con claridad el problema, ni políticas públicas emergentes para atenderlo.

antes de que se integren futuro sea más incierto.

Hasta el momento y después de un año y meses de pandemia, no hay datos que nos indiquen con claridad el problema, ni políticas públicas emergentes para atenderlo.

Las cifras oficiales hasta abril de los muertos por Covid rondaban las 200 mil personas, de las cuales cerca del 42% eran jefas de familia. Al problema de los muertos por la pandemia, hay que agregar a las personas de la tercera edad que han quedado desamparadas.

Hasta abril de este año no existía un estudio formal para atender el tema. Un sondeo de grupo Imagen a 16 estados del país, mostró que las entidades no tienen planes para atender el asunto. Tal vez para cuando salga esta columna, sean miles los menores muertos por la apatía y su muerte no figurará en las cifras de decesos por la pandemia, aunque la Secretaría de Salud debe tener los datos, al menos de los pacientes vistos.

Ojalá en Toluca y el Estado de México pudiera levantarse un censo para detectar a los menores que han quedado sin padres y ver la manera de atenderlos, para que sus oportunidades de vida digna y saludable crezcan. Sin estar a expensas de abusadores de la calle.

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Análisis

es-mx

2021-05-18T07:00:00.0000000Z

2021-05-18T07:00:00.0000000Z

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