Amigos de la Constitución

En otras palabras, se anhela una República en la que no haya tantas facilidades para violar la Constitución. Una República en la que todo mexicano pueda vivir con tranquilidad, donde se respete la ley para que no se engañe, ni se defraude, ni se insulte, ni se golpee, ni se encarcele (y a veces se les diga "usted perdone", o ni eso siquiera).

¿Quién ignoraba en México el alcance de la corrupción y sus consecuencias? ¿Quién ignora que pese a las acciones emprendidas por la administración actual en contra de públicos y privados, los grandes defraudadores aún andan por allí sueltos, pero ahora sin el manto de protección que los acompañaba, que les permitía hacer de las suyas en contra de las leyes, de los ciudadanos, y de todo cuanto se pudiera para su propio beneficio? ¿Y quién ignora que los actos constantes de violación a la Carta Magna y las leyes que de ella emanan, realizados por quienes más la deberían respetar, ha ido en contra de los mexicanos que quieren vivir en paz, con la tranquilidad de saberse protegidos, envueltos por el amor de esa República que todos (o casi todos), tenemos en nuestra mente y quisiéramos para nosotros mismos y para compartir con aquellos, ya sean ciudadanos comunes o dirigentes gubernamentales?

Hoy se está ante la gran oportunidad de lograr algo verdaderamente indispensable para generar la unión en el país, una República integrada por una verdadera nación, con una mística nacional alimentada por la participación y el interés de cada ciudadano, un

Escribo estas

líneas, amable lector, antes de realizarse los actos conmemorativos del día en que se promulgó nuestra Constitución, al momento en que el sistema político vive un momento estelar, de definiciones, acorde al anhelo de cientos de miles de mexicanos por consolidar una verdadera República, no tanto la que imaginó Platón, que solo estaba en su imaginación, sino una República con el compromiso del gobierno de ejercer una fuerza gubernativa idéntica para todos los sectores sociales, que constituyen el conglomerado nacional, es decir, sin preferencias para determinado sector, que es la esencia de lo que debería ser la tarea de un gobierno patriótico y democrático.

Hoy se está ante la gran oportunidad de lograr algo verdaderamente indispensable para generar la unión en el país, una República integrada por una verdadera nación, con una mística nacional alimentada por la participación y el interés de cada ciudadano

“México—Mexicano” (no una mala copia de la nueva Babilonia. Un México de leyes, un México de ciudadanos, un México de libertad de pensamiento, de legalidad, sin abusos de confianza y seguridad. Un México con igualdad de oportunidades en la cogestión de la vida política, social, económica e intelectual de la República.