Ricardo L. Contreras

Desde hace ya algún tiempo los alcaldes conurbados, incluyendo Pueblo Viejo y La Ribera, han decidido convertir la región en un verdadero Destino Turístico, y no nada más cuando se avecina la Semana Santa.

Efectivamente, los municipios en cuestión tienen innegables bellezas naturales que pueden significar atractivos para el turismo.

Altamira cuenta con una joya arquitectónica colonial, la Iglesia de Santiago Apóstol, construida según la historia con leche y barro; la playa Tesoro inutilizada por el Puerto Industrial, así como su maravilloso sistema lagunario y la bellísima Ribera del Tamesí, ignorada por propios y extraños.

Nuestra vecina Ciudad Madero, donde la brisa da de frente, si bien es cierto que carece de capacidad hotelera, cuenta con una bella y hermosa playa, se habla mucho de un corredor

turístico que involucra el Faro de La Barra y la Escollera y su malecón, que ha sido uno de los paseos preferidos por los habitantes de esta región, sin olvidarnos de los mapaches domesticados por la comida moderna, así como los pelícanos alimentados por el desperdicio de los pescadores.

Tampico hermoso, con un tesoro escondido que no se acaba de descubrir, la bellísima Laguna del Carpintero, propiedad de “Juancho”. La zona de los muelles, la estación del ferrocarril y el Centro Histórico que debería convertirse en una atractiva zona peatonal.

Pueblo Viejo, desde la perspectiva del hermoso puente, empieza su belleza, dentro del marco de la laguna también abandonada, el reconocido paseo de La Ribera, famoso por su arte culinario, su museo y la Iglesia del Señor de las Misericordias, así como los festejos carnavalescos en honor a Xantolo.

Ahí tienen pues, señores alcaldes, para que se den gusto promoviendo la marca “Tampico Miramar” en la zona conurbada, desde Altamira hasta los vecinos veracruzanos, puede convertirse esta zona en algunos de los paseos más bellos de la República Mexicana, sin olvidar la ayuda del Gobierno del Estado y una verdadera intención de lograrlo.

Tampico hermoso,

con un tesoro escondido que no se acaba de descubrir, la bellísima Laguna del Carpintero, propiedad de “Juancho”. La zona de los muelles, la estación del ferrocarril y el Centro Histórico que debería convertirse en una atractiva zona peatonal.