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Raúl Nava

Raúl Nava OCURRENCIAS DEL FUTBOL

El tiempo pasa y cuando menos pensamos, nos encontramos con el final a la vista. En su ascenso a la Primera División, el Cruz Azul tenía en la defensa derecha a un jugador chaparro, moreno deveras, de pelos parados y gran futbol, Porfirio Gutiérrez "El Potro", unos años después 88/89 apareció Raúl Gutiérrez con Potros Neza de la Segunda División, de ahí pasó al Atlante también en Segunda, 90/91 ascendiendo a la Primera en el 92/93. Sin embargo, esta coincidencia no se asocia al apodo de de "El Potro", que jugara también con el Atlante compartiendo el mismo patronímico.

Según recuerda fue junto a Antonio Mohamed, uno de los primeros futbolistas en México en lucir el peinado femenino de cola de caballo. Nos criticaban muchísimo porque decían que estábamos más preocupados por nuestra apariencia que por jugar al futbol, recordando que fue en un juego ante Bulgaria cuando se le ocurrió sujetarse el pelo por primera vez. Eran los tiempos de Menotti en la dirección. Supersticioso, atribuyó su buena suerte al peinado aquel, dejó que la cola de caballo le colgara como una crin, lo que se ajustaba a su apodo y al de su equipo los "Potros" del Atlante.

Lo que desconocíamos de Raúl Gutierrez es que antes de convertirse en futbolista profesional era un maestro de Educación Primaria por los rumbos de Ciudad Nezahualcóyotl. Entrenaba en las mañanas con Potros Neza de Segunda División y por las tardes daba clases en el turno vespertino. Recuerda hoy que jugar al futbol le causaba muchos problemas con el Magisterio. Comenta que decidió firmar un permiso por tiempo indefinido y piensa que si lo decidiera, hoy podría volver a las aulas con sus alumnos. Pero lo que realmente sueña este egresado normalista es dirigir en la Primera División del futbol mexicano. "Yo escogí la ruta larga para ser entrenador, ya que habrá quién se pregunte sobre las razones que me llevaron a no enrolarme con el Atlante luego de mi retiro como jugador, dice sin un dejo de arrepentimiento.

Tras su decisión de separarse de los campos como jugador activo, el "Potro" Gutiérrez dirigió al equipo de la Universidad Autónoma del estado de Puebla, con el que consiguió dos títulos nacionales a nivel estudiantil, ganándose el derecho a formar una selección nacional para competir en la Universiada que se celebró en Turquía y donde los jóvenes futbolistas mexicanos terminaron en quinto lugar, posición no alcanzada en muchos años.

Nos cuenta que en el Atlante de La Volpe fui un jugador que siempre puso el corazón por su equipo y que dio el 120 % , y entusiasmado pasa a hablar de ese Atlante. Hay gente que no lo va a reconocer, pero ese equipo innovó en el futbol mexicano. Advierte con firmeza, no sólo por los recorridos, por la manera de jugar por ese sistema 532, sino por la propuesta ofensiva. Mucha gente nos comparó con el Atlas de La Volpe, pero la diferencia es que nosotros teníamos la experiencia de dos finales: la de ascenso con Potros Neza y la del Atlante que se definió en penales. Raúl Gutiérrez tiene la certeza de que ese Atlante de principios de los noventa no sólo fue muy espectacular, sino también el equipo que más gente llevó a los estadios. Todos corríamos, menos Rubén Omar Romano, pero a mí no me importaba hacer el esfuerzo por él, porque sabía que en cualquier momento Romano ponía un pase para gol. Los grandes pasajes deportivos que vivió con la escuadra azulgrana lo llevarían más tarde a formar parte de la Selección Mexicana que compitió en el Campeonato Mundial de Estados Unidos 1994. A Miguel Mejía Barón lo que más le importaba de un jugador era su conducta, que en todo momento recordaba el privilegio que implica ser futbolista.

Leo Beenhakker le permitió que debutara con la Selección Mexicana y años después fue el técnico holandés quien solicitó contratarlo a la directiva americanista. Desbordante de alegría, Raúl Gutiérrez arribó a las instalaciones de Coapa para desplegar junto a Kalusha, Biyik, Cuauhtémoc Blanco, Joaquín del Olmo, Germán Villa y Zague, entre otros, un poderoso estilo de futbol que difícilmente se repetirá. Ese América del 94 tenía una chispa, una estrella, fue tan emotivo e impresionante la cifra de goles anotados. Yo creo que me llamó Leo porque necesitaba un central rápido que hiciera coberturas efectivas.

Y con él, reconoce agradecido, aprendí lo que es un equipo vertical, que sabe explotar el orden y futbol ofensivo. Mi papá nació muy cerca del estadio Azteca, asegura ser auténtico producto del barrio y si algo le permitió llegar al balompié profesional fue echarle ganas y nunca dejar de correr, así con el corazón por delante y férrea marca, el "Potro" Gutiérrez fue haciéndose un espacio a lo largo de su carrera, hasta que se despidió del máximo circuito. En Atlante me hice y en el América me reafirmé. Yo digo que son como mis papás, no puedo querer más a uno que al otro, advierte orgulloso.

Suelta una risotada al recordar los tiempos en que su papá lo acompañaba de la mano al estadio cuando él era sólo un niño: "Erróneamente me llevaba a ver los partidos del Cruz Azul. Lo único bueno fue que así logré conocer a Miguel Marín, que a la larga se convirtió en mi ídolo". Y así termina su charla Raúl el "Potro" Gutiérrez, como lo harías tú o yo, o cualquier futbolista que deja las canchas, feliz por todo lo recibido y dando gracias a la vida.

Hasta pronto amigo.

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2021-12-04T08:00:00.0000000Z

2021-12-04T08:00:00.0000000Z

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