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Códice Tenoch (1 de 2 partes)

HUGO HERNÁNDEZ

Hace casi una década la Compañía Nacional de Teatro fue invitada a participar en la Olimpiada Cultural de Londres 2012. Se trataba de presentar montajes que fueran una colaboración entre artistas locales e ingleses, con el objetivo principal de cada puesta en escena de los países invitados rindiera homenaje a William Shakespeare, sin duda el autor más representativo de la nación anfitriona.

Nació así Códice Tenoch, una maravilla por donde quiera que se le vea. Y ese sensacional montaje está de regreso, en el marco de los 500 años de resistencia indígena que se conmemoran este 2021.

La vi en su estreno, y recuerdo el gratísimo sabor que me dejó, sobre todo por disfrutarla cerquita, en la sala Héctor Mendoza de la sede de la CNT. Ahora, el remontaje se presenta en el enorme escenario del Teatro Julio Castillo, por lo que acudí con ciertas reservas, mismas que se cayeron totalmente apenas comenzó la función, pues Códice Tenoch está íntegra, igualmente impactante y perfecta.

Luis Mario Moncada, sin duda un dramaturgo maduro, sólido, amén de muy talentoso, autor de Códice Tenoch señala en relación a las referencias a Shakespeare: “Nuestra operación ha consistido en trasladar (no mecánicamente, por supuesto) algunos caracteres de sus obras históricas, así como —en algunos momentos— la estructura de sus escenas y ¿por qué no? incluso su retórica, para propiciar el desdoblamiento sobre un escenario de papel amate, aquella corteza sobre la que se escribieron los Códices prehispánicos”.

Pensada originalmente como trilogía, Códice Tenoch quedó en una sola obra de tres horas de duración, que de verdad se pasan volando, y que además son un descubrimiento —me atrevería a decir— para la mayor parte del público, al que desvelan un momento en la historia de este país (antes que fuera este país) casi desconocido y que puede ser la explicación de la conquista lograda por los españoles sobre los poderosos imperios aquí existentes.

La anécdota se ubica a principios del siglo XV, cien años antes de la llegada de los españoles, cuando el lago central del valle de México estaba dominado por dos reinos antagónicos: Texcoco y Azcapotzalco, que habían decidido poner fin a años de disputas con la boda de los descendientes de sus respectivas etnias. Sin embargo, la inesperada ruptura del compromiso sume a toda la nación en una guerra que se prolongaría 30 años, y que culminaría con el establecimiento de la supremacía de un nuevo pueblo: los aztecas.

Luego de escuchar esta trama, habrá quien pueda pensar que se trata de un texto denso, aburrido, lleno de datos históricos y de personajes acartonados. Nada más alejado de lo que sucede en el escenario. La obra es ágil, fluida, divertida en muchos momentos, intensa, atractiva, descarnada.

A esto hay que sumarle una dirección de escena llena de aciertos, que saca el máximo partido a cada uno de los momentos de la historia y de los elementos que conforman el montaje: escenografía, vestuario, música, iluminación, y por supuesto elenco. En temporada de jueves a domingo en el Teatro Julio Castillo, hasta el 31 de octubre.

Gossip

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2021-10-24T07:00:00.0000000Z

2021-10-24T07:00:00.0000000Z

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