Jean Cadet Odimba

En la actualidad la gente ha normalizado el tema de los incendios forestales diciendo que ya llego la temporada de incendios, cuando en realidad es la primavera o temporada de calor como muchos la conocen. Recordemos que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4o., párrafo quinto nos dice “Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley”.

En este sentido, se han realizado varias estadísticas al pasar de los años donde claramente nos podemos dar cuenta que los incendios van en aumento, la última estadística fue tomada del 1 de enero al 8 de abril donde se registraron 3 mil 376 incendios forestales en 29 entidades del país afectando 98 mil 839 hectáreas, en el que Michoacán aparece como una de las entidades con mayor número de conflagraciones y como una con superficies fuertemente deterioradas por las llamas de acuerdo a la Comisión Nacional Forestal.

La comisión de Protección Civil como cada año emite las siguientes recomendaciones; no arrojar cerillos o cigarros en zonas boscosas, evitar acumular basura en los predios, no arrojar botellas de vidrio en carreteras, no hacer fogatas en zonas boscosas, no provocar fuego para deshacer mala hierba, evitar dejar deshechos plásticos en zonas forestales y hacer guardarrayas en caso de realizar quema agrícola, todo esto para evitar los incendios forestales.

Los incendios tienen varias consecuencias, por ejemplo el desgaste del planeta siendo este un tema muy complejo, también causa enfermedades en las personas que viven cercas de donde se encuentra el incendio, los cuales pueden ser desde tos, dificultad para respirar, ardor en los ojos, irritación en la garganta, irritación en los senos paranasales, dolor de pecho, dolor de cabeza, ataques de asma, cansancio y latidos cardiacos acelerados, así mismo la muerte de los animales que habitan en la zona.

Otra de las consecuencias de los incendios forestales es el cambio en el ciclo hidrológico más conocida como el ciclo del agua, con la pérdida de vegetación, disminución de la materia orgánica, los cambios en las propiedades del suelo podrían ocasionar una disminución en las tasas de infiltración, disponibilidad de agua y aumento de escurrimiento, esto provocando derrumbes de montañas, así como escases del agua potable.

LOS INCENDIOS EN LA REGIÓN DE URUAPAN

En la región de Uruapan existen varios lugares donde se localizaron incendios forestales desde la misma ciudad de Uruapan el seis de mayo en el cerro de la Cruz donde se quemaron más de 200 hectáreas, en la comunidad de Oruscato el quince de abril se incendió el cerro de La Buja, el dieciséis de abril inicio el incendio forestal en la localidad de Atapan perteneciente al municipio de Los Reyes, Asimismo, en San Andrés Corú, perteneciente al municipio de Ziracuaretiro, donde los pobladores de cada comunidad se encargaron de apagar estos incendios, ya que el gobierno no tiene como tal un plan de trabajo para poder actuar en estos casos, en algunas de las comunidades la gente exigió la ayuda del gobierno haciendo toma de carreteras y secuestro de vehículos, entre otras cosas, esto porque existen zonas donde las personas no podían pasar para apagar el fuego por lo que se requería de un helicópteros para poder llegar a esas zonas.

Estas exigencias no están fuera de lugar, al contrario, están legítimamente fundadas en el derecho a un medio ambiente sano establecido por la Constitución Mexicana. Derecho que debe ser garantizado por el Estado. Lo que en teoría se hace a través del Programa Nacional de Protección contra Incendios Forestales y de la Coordinación Estatal de Protección Civil, sin embargo, durante esta temporada de calor en que hay incremento de incendios, las autoridades han brillado por su poca o nula actuación.