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cuando el niño está por debajo o por encima del nivel no se aprende nada”, advirtió.

Cuando viene el choque de la pandemia, añade, todo el nivel promedio que traen los grupos se desfasa y eso genera una brecha mayor entre el aprendizaje de los niños. Por ello, el choque se puede acumular en el tiempo, añade.

AMPLIAS DIFERENCIAS

Entre los factores que amplían las brechas son los recursos que tienen los padres para solventar la educación y la región donde viven los menores.

“Cada región geográfica también tiene capacidades distintas en términos de infraestructura y capital humano. Al sumar estos factores, se pueden obtener choques que van de uno a tres años en el atraso de la educación”, añade el especialista.

En el mejor de los casos, dice, el atraso a largo plazo a nivel nacional es de 1.3 años y en el peor de los casos crece hasta los 3.1 años.

“Al hacer un análisis de largo plazo por regiones, que es la del sur del país, que incluye a ocho estados, en el peor caso el atraso se dispara a tres años”, dice.

La falta de conectividad y las condiciones sociales son factores que ampliarán la brecha, es decir, la población vulnerable perderá movilidad, porque la falta de una educación efectiva afecta en las capacidades de obtener un empleo.

“El mercado laboral se da cuenta de la falta de capacidad y entonces la brecha para obtener un empleo se amplía para las personas más vulnerables”, comentó Vélez.

A este problema se suma, que de acuerdo con estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en la región, la educación no ha sido un tema central a reparar, debido a la contingencia sanitaria.

Según cifras del organismo dependiente de la ONU, más de la mitad de las niñas, niños y adolescentes viven en pobreza en América Latina (51.3 por ciento en 2020), lo que equivale a 91 millones de personas. De igual forma, estimaciones previas a la pandemia calculaban una prevalencia de 55 por ciento de agresión física y 48 por ciento de agresión psicológica en la crianza en la región.

“La educación no ha estado en el centro del debate de la agenda de políticas públicas para abordar la crisis prolongada del COVID-19 y la recuperación en América Latina y el Caribe”, comentó Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Cepal.

Esto, pese a que 99 por ciento de los estudiantes de la región tuvieron, hasta mayo de 2021, una interrupción total o parcial de al menos 40 semanas de clases presenciales, equivalentes a un año académico, debido a las medidas de control de la crisis sanitaria.

En el Primer Seminario Regional de Desarrollo Social. Educación en América Latina y el Caribe: la crisis prolongada como una oportunidad de reestructuración, la directiva advirtió que 3.1 millones de menores podrían abandonar sus estudios en la región.

“Hoy, 20 meses después del inicio de la pandemia, el cierre total o parcial de las escuelas sigue afectando a dos de cada tres niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe. Eso significa que un total de 86 millones de estudiantes siguen fuera de las aulas”, advirtió, en el foro, Jean Gough, Directora Regional de UNICEF.

ALICIA BÁRCENA SECRETARIA EJECUTIVA DE LA CEPAL

La población vulnerable perderá movilidad, porque la falta de una educación efectiva afecta sus capacidades de obtener un empleo

“La crisis sanitaria nos ha dejado al borde de una verdadera catástrofe generacional porque agravó las disparidades educativas que ya existían”, coincidió Pablo Cevallos Estarellas, director de la Oficina para América Latina del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la UNESCO.

Por ello, la Cepal urgió a tener un regreso a clases presenciales para evitar afectaciones en la educación de los niños y generación de empleo en el mediano plazo.

Alicia Bárcena señaló que el regreso a las aulas debe ser coordinado con las autoridades sanitarias de cada país, al tiempo que se incremente el gasto en salud y educación.

Explicó que con las clases presenciales las mamás podrían ser las principales beneficiadas, ya que en muchos casos ellas están al cuidado de los hijos, pero dejaron sus empleos para atenderlos en medio de la crisis sanitaria.

“El retorno seguro a clases presenciales es urgente. Urge atender a la población que ha abandonado el sistema educativo y definir estrategias de priorización de aprendizajes por ciclo”, comentó Alicia Bárcena durante el seminario virtual “Educación en América Latina y el Caribe: la crisis prolongada como una oportunidad de reestructuración”.

De acuerdo con la Cepal, el sistema educativo no estaba preparado para impartirse a través de forma virtual o híbrida ante la crisis sanitaria. A detalle, hay docentes que imparten clases según sus posibilidades o conocimientos digitales.

En el caso específico de México, la Cepal recabó el testimonio de la estudiante de una telesecundaria en zona rural, quien señaló que existe un grupo de WhatsApp donde la maestra manda videos y trabajos, pero los recoge y se los lleva en un fin de semana para calificarlos.

“La pandemia evidencia los límites de la escolarización. Se destaca siempre la necesidad de contar con un profesor, el sostén crítico”, precisó Bárcena.

“Urge promover el regreso gradual y seguro a las escuelas, con una amplia coordinación con el sector salud. Volver a las escuelas es muy importante, especialmente, para los sectores más desfavorecidos”, enfatizó la secretaria ejecutiva de la Cepal.

Las escuelas cumplen un rol de protección y monitoreo que va mucho más allá de los propósitos académicos, como sociabilidad, al igual que prevención de la violencia y salud, según Bárcena.

“En los últimos 20 años, la región ha mostrado un gran avance en la proporción de jóvenes que finalizan algún ciclo educativo. Pero los avances son dispares y las brechas se evidencian especialmente a partir de la secundaria”, explicó.

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2021-10-18T07:00:00.0000000Z

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