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Nuvia Mayorga

Dimensionar la gravedad de la pandemia no pasa únicamente por número globales ni estadísticas avasalladoras, el enorme dolor de esta crisis sanitaria se materializa en seres humanos, en nombres cercanos que se diluyen con la pérdida y que son lo verdaderamente importante. En este sinuoso camino de casi dos años hemos visto a seres queridos despedirse de forma irremediable ante lo fulminante de un virus.

Cada quien puede contar las pérdidas cercanas con el dolor de la empatía, con el sufrimiento de la hermana, la madre, la hija, la amiga y, cuando se trata de figuras públicas, los cientos de miles de personas que en algún momento fueron apoyadas o inspiradas por seres humanos maravillosos más allá de su función laboral.

Hace algunos días recibimos la triste noticia de la pérdida de nuestro amigo priísta René Juárez Cisneros luego de varias semanas de sufrir el ataque del COVID 19 en los que la convalecencia fue la batalla más dura que tuvo que enfrentar y sucumbir por muchas circunstancias médicas de las que, en realidad, no tenemos conocimiento de lo que puede generar en cada persona contagiada.

La pérdida de René Juárez nos pesa a todos los que lo conocimos en su trabajo, en el ámbito personal e, incluso, quienes sin tener contacto directo con él, fueron privilegiados con su decisiones firmes, bien pensadas, bien intencionadas y con el bienestar común siempre por delante. Ocupo cargos locales, federales y siempre otorgando resultados dignos en los que jamás se manchó su trabajo de ninguna manera.

Alcalde de Acapulco, Gobernador de su amado Estado de Guerrero, Diputado Federal, Senador de la República, Presidente del PRI y, desde luego, Coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, fueron los espacios donde desbordó sabiduría, entrega, compromiso, seriedad, honestidad y muchas otras virtudes que bien lo podían lograr un acuerdo político o levantar a cualquier amigo de momentos oscuros. Era un hombre cabal.

Su presencia regia era el simple preámbulo de su capacidad de negociación que lo ponía a la altura de los políticos concebidos en su versión clásica, en la antigua Grecia, en el que no sólo se requería tener un cargo para dar el paso a una decisión soberana, sino que se exigía conocimiento pleno de las circunstancias y una prospectiva claridosa para saber a donde nos llevarían esas decisiones. Su compromiso con el país era tan grande como abundantes sus alternativas para lograr que el consenso fuera la vía para tener una mejor sociedad.

Desde luego, cuando habría que levantar la voz y poner la mano firme lo hacía como opositor responsable o gobernante asertivo. Sus acercamientos enérgicos siempre iban de la mano de un profundo respeto y conocimiento de causa. Su extracción humilde siempre fue la bandera de su voz porque sabía que a través de él muchos sectores tendrían presencia en las altas esferas de gobierno. De esas personas que siempre que podía hacía referencia a su origen y reivindicaba su posición con los que menos tienen.

México, en René Juárez, ha perdido más que un político de un partido, ha perdido a un ciudadano comprometido que todas y todos los que deseamos un México mejor, queremos tener como representante, como amigo, como hermano. Lamentamos la pérdida y honramos el legado de nuestro compañero y amigo.

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2021-07-28T07:00:00.0000000Z

2021-07-28T07:00:00.0000000Z

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