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Asael Hernández

Al parecer, han quedado atrás los tiempos en que, en nuestro país, las defunciones por Covic-19 ocurrían por cientos todos días, esto a pesar del evidente relajamiento de la población en cuanto a seguir las medidas sanitarias que siguen siendo vigentes. Si bien en este comportamiento ha influido el hecho de que el programa de vacunación ha iniciado y sigue avanzando.

Sin embargo, otra cara de la pandemia, el desempleo, nos refleja una realidad preocupante.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo publicada hace apenas unas horas, nos manifiesta que el desempleo sigue siendo un dolor de cabeza para todos nosotros. La tasa de participación laboral y de empleo han disminuido con respecto al mismo periodo del año pasado; en correspondencia, la tasa de desempleo sigue en ascenso. Si bien hay personas han conservado el empleo, muchas de ellas trabajan menos horas y, por lo tanto, perciben un salario menor.

En cifras, en enero de 2021 la población económicamente era de 55 millones 400 mil, mientras que en el mismo periodo del año anterior, era de 57 millones de personas, es decir, hoy hay más de 1 millón 600 mil personas que han perdido su empleo y que tienen serias dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, perdiendo, en consecuencia, calidad de vida.

Pero no todo para ahí, además de no contar con los recursos necesarios para subsistir y tener una vida digna, los trabajadores han visto disminuida su capacidad de ahorrar para el retiro, inclusive muchos han echado mano de ese ahorro para solventar sus gastos. Por si fuera poco, el desempleo condena a los mexicanos más pobres perder la seguridad social que antes tenían producto de su trabajo, lo que se traduce en incapacidad continuar pagando las cuotas de vivienda con el riesgo de perder el hogar de su familia, además, de no tener acceso a la atención médica, a medicamentos o a hospitalización en caso de ser necesario. No debemos olvidar que muchas de las empresas han debido despedir a muchos de sus trabajadores ante la negativa del gobierno de otorgarles incentivos o estímulos para ayudarles a enfrentar esta crisis que nos tiene cada vez más sumidos en la pobreza.

Hasta no hace mucho, los mexicanos radicados en el extranjero, habían decidido repatriarse y la migración casi desapareció. Hoy nuestros compatriotas han reiniciado el éxodo en búsqueda de oportunidades. Y nos les falta razón: según Inegi, la inflación de los precios de los productos que integran la canasta básica es la mayor en los últimos 21 años.

Aunque el argumento para justificar que este crecimiento esta por debajo de las capacidades económicas de la población ya que el salario mínimo ha aumentado un 23%, lo cierto es que los gastos de una familia no se reducen a la compra de la canasta básica. Entre otras cosas, las familias también deben transportarse y el incremento de los combustibles es enorme: según Profeco este incremento es de alrededor del 25%.

El gobierno de la 4T ha demostrado ampliamente su incapacidad para gobernar y en materia económica, la ineptitud es aún más evidente. Gobernar de acuerdo a la ideología que se profesa nunca ha sido una buena fórmula. Pero lamentablemente esa es la fórmula que López Obrador utiliza para gobernar. En general, los mexicanos preferimos un gobierno que nos brinde oportunidades de desarrollo, en lugar de un régimen que nos regale dádivas a cambio de vivir de rodillas frente al gobernante.

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2021-05-18T07:00:00.0000000Z

2021-05-18T07:00:00.0000000Z

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