La elección del SNTE y el enojo de las bases

Según todo apunta, esta semana el SNTE publicará la convocatoria para el cambio de dirigencia en la sección 19, la oficina que en Morelos representa alrededor de 24 mil trabajadores de la educación pública, de los niveles básico, medio superior tecnológico, superior tecnológico y normal. El proceso llega con tres de años de atraso, debido a suspensiones por la falta de condiciones para desarrollarlo en paz, la pandemia, y otra vez la falta de condiciones. Después de varios meses de trabajo de enviados del comité nacional, se logró generar una suerte de acuerdos mínimos para darle conducción al relevo del seccional, integrado por poco más de 40 personas.

Así que a toda velocidad la corriente institucional deberá buscar un método de selección para una planilla que los represente en la contienda, para lo que someterán a votación una terna entre los secretarios delegacionales y representantes del magisterio para integrar así una planilla que, por primera vez en más de una década, no será de unidad, sino que tendrá que enfrentar a las encabezadas por Yossmin Castillo, Felipe Castro, Joel Sánchez y tal vez Felipe Domínguez; los otros cuatro aspirantes que, a diferencia de los institucionales, llevan mucho tiempo ya en campaña. Algunos desde fines del 2015, horas después de que Gabriela Bañón fuera designada dirigente de la sección 19 en la última elección por Congreso de Delegados del sindicato magisterial en el estado.

El proceso será muy rápido, según se nos informa, se emite la convocatoria e inician oficialmente las campañas, días después viene la elección con el voto de todos los maestros y se permite un plazo breve de impugnaciones, para posteriormente tomar protesta al nuevo comité seccional que representará al magisterio por los próximos cuatro años.

A diferencia de otros procesos de relevo, en este el magisterio y los candidatos (nótese que evitamos escribir “sus” candidatos) se enfrentarán por primera vez a una sucesión con voto universal, es decir, cada trabajador perteneciente a la organización podrá emitir un sufragio con el mismo valor que los otros. Por primera vez también la decisión no se reducirá a una o dos planillas. Y también es nuevo que los candidatos hagan campañas abiertas para la sucesión.

Otro componente novedoso es que los aspirantes enfrentan a un magisterio muy diferente al que representaron anteriormente. En el 2023 hay muchas delegaciones sindicales cuyos maestros obtuvieron sus plazas por concurso, es decir, nada le deben a la organización laboral, a sus grupos políticos, a las palancas. Probablemente por ello la participación de los docentes en la vida sindical sea tan reducida; también puede ser la razón para haber dejado prácticamente abandonado al SNTE en sus gestas políticas, tanto en las campañas de 2018 y 2021, como en movilizaciones de respaldo a los gobiernos en turno. También hay los docentes que quisieran regresar al pasado de herencia y venta de plazas, de uno del poder sindical para influir en los nombramientos iniciales y de escalafón, en los cambios de adscripción, pero aparentemente ellos son el menor grupo y muchos de ellos se han alineado ya con algunos de los candidatos ya conocidos.

Aunque quizá el componente más preocupante del magisterio que elegirá a la dirigencia de Morelos es el enorme enojo que se percibe hacia la autoridad, y la organización sindical. No se trata sólo de un resentimiento contra la actual dirigencia, sino con la institución laboral en sí misma. A nadie debe extrañar, por cierto. Cuando en diciembre de 2015, Gabriela Bañón, que había participado en el Movimiento Magisterial de Bases años antes fue electa como dirigente, fue en parte como resultado del desencanto del magisterio por la actitud de su representación laboral en torno a la reforma educativa de Peña Nieto, que consideraban insultante. Luego los maestros apoyaron mayoritariamente a López Obrador y a Morena con el mismo sentimiento. Las cosas en Morelos solo empeoraron en los últimos cuatro años para los trabajadores de la educación. La decepción provoca enormes enconos. Esa base trabajadora votará por alguna de las cuatro o cinco planillas que se presenten a contender. ¿Alguien los escucha y entiende?

La corriente

institucional deberá buscar un método de selección para una planilla que los represente en la contienda