Kiosco OEM

Las mujeres

Periodista, directora del portal informativo Semméxico.mx

son acosadas y hostigadas sexualmente de manera cotidiana en el transporte público, en la escuela, en el lugar de trabajo, en el hogar, en la política, en las redes sociales, por parte de compañeros, jefes, familiares, maestros o por desconocidos que se sienten con el derecho de insinuarse, tocar, besar a la fuerza, presionar, pedir “favores sexuales”, hacerlas sentir incómodas.

Alas mujeres víctimas de violencia sexual se les pide ir a buscar justicia a un sistema patriarcal, enraizado en la cultura machista, plagado de hombres que siguen sintiéndose con el derecho de hacer lo que quieran con el cuerpo de las mujeres, cuando lo que deberíamos exigir, condenar, sancionar es la conducta de esos hombres que violentan sexualmente a las mujeres.

El que no haya “denuncias formales” no significa que no haya acoso y hostigamiento sexual; está ahí, en todos lados, existe y violenta a diario a las mujeres.

Nos dicen que en un Estado de derecho no se puede acusar a nadie sin mostrarlo, y que la persona señalada tiene el derecho de considerársele inocente hasta que no haya una sentencia definitiva que lo pruebe. Sin embargo, parece olvidárseles que, en un Estado de derecho, al mismo al que ahora acuden para exigir denuncias formales, un derecho básico que se debe garantizar es el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, y también a la integridad física y psicológica, a la libertad sexual, al libre desarrollo de la personalidad, al trato digno, al trabajo, al ambiente laboral sano, a la educación, al libre tránsito. Todos estos derechos son violentados cuando hay hostigamiento u acoso y no se garantiza justicia a las víctimas.

Mucho dice el hecho de que Pedro Salmerón, señalado en múltiples ocasiones, desde diferentes espacios en los que el ha interactuado con sus víctimas, sea propuesto por el titular del Ejecutivo a un cargo de gran relevancia como lo es ser representante de México en el exterior, después de haber sido premiado con otras posiciones públicas. Después del apoyo de López Obrador a Félix Salgado Macedonio no debería extrañarnos, sigue el mismo guión: niega las voces de las víctimas, minimiza la violencia, pide pruebas, alega inocencia, argumenta una campaña de la oposición en su contra, exige sentencias, solapa a los señalados y busca premiarlos con el manto de la impunidad que ahora posee para cubrir a sus allegados. El problema es que al proteger a uno protege a todos, que se saben solapados y sus conductas reconocidas, permitidas y premiadas desde el púlpito presidencial.

Casos como el de Pedro Salmerón son emblemáticos, no sólo por la resonancia que alcanzan, sino por los impactos que tiene en el imaginario colectivo que, dependiendo de su enlace, refuerzan las conductas que terminan siendo premiadas y se fortalece la impunidad; o mandan la señal de que el acoso y el hostigamiento son conductas sancionables que no podemos, ni debemos seguir permitiendo.

Frente a esto ¿qué queda? Esperar que el Estado actúe en defensa de los derechos de las mujeres y pongan un alto a estas conductas, en este caso le tocaría al Senado no ratificar el nombramiento de Pedro Salmerón como embajador de México ante Panamá; y/o que las mujeres sigamos moviéndonos, articulándonos, manifestándonos, levantando la voz, señalando al Estado como el violador y rompiendo sus pactos para construir el país que queremos.

En Brebaje Noticias, al estilo de Lourdes Maldonado, hace tiempo que documentaba las corruptelas gubernamentales en Baja California. Era una mujer transparente, indignada por el trato laboral y el hostigamiento sexual a las mujeres del gremio. Hablaba sin cortapisas de lo que investigaba. Hacía su trabajo profesional sin miedo, desde hace más de 45 años. Tenía una fuerza de carácter y cívica, necesarias para una periodista profesional.

Desde que la conocí, hace casi 30 años —entonces tenía ya un litigio laboral—, la admiré. No imaginé este asesinato. Nunca pensé que se desdibujaría su sonrisa, ni que se sumara a la estadística fatal: 51 de colegas asesinados, del 1 de diciembre de 2018 a la fecha, casi uno por mes; además, dos desapariciones, de acuerdo con los registros de la Organización de las Naciones Unidas.

¿Por qué el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que no se puede vincular su asesinato al litigio laboral y se instala en juzgador?: “Hay que ver vinculación con lo de la denuncia de tipo laboral. Ver quiénes son los responsables, verlo con mucha responsabilidad quiénes fueron los autores intelectuales, los autores materiales”, lo que se debió hacer hace más de dos años, e insiste: “Hay que ver el móvil. No se puede vincular en automático una demanda laboral con un crimen. No es responsable […]. No [se puede] dejar de fuera lo político, porque siempre hay confrontación y se busca afectar a adversarios”. Olvidó que la periodista sí dijo que recibió constantes amenazas por el litigio.

El 19 de marzo de 2019, Maldonado pidió apoyo al presidente, porque temía por su vida. En julio de 2021 solicitó que el entonces gobernador Jaime Bonilla Valdez y el fiscal del Estado, Juan Guillermo Ruiz Hernández, fueran separados de sus puestos para que respondieran como ciudadanos en el proceso que se les seguía por “corrupción”.

Fundadora de la Red Nacional de Periodistas, a Lourdes Maldonado López nunca se le ocurrió callarse ante la injusticia

Frente al acoso, las mujeres deben cambiar de calle cuando ven un grupo de hombres, optar por ropa “menos provocativa”, cambiarse de salón o darse de baja de la clase, esquivar las miradas lascivas o irse a casa con su coraje ante el manoseo.

El de marzo de 2019, Maldonado pidió apoyo al presidente, porque temía por su vida. En julio de 2021 solicitó que el entonces gobernador Jaime Bonilla y el fiscal del Estado, Juan Guillermo Ruiz, fueran separados de sus puestos para que respondieran como ciudadanos en el proceso que se les seguía por “corrupción”. A Lourdes nunca se le ocurrió callarse ante la injusticia.

laboral y las ilegalidades. Era de palabra firme y directa, así hablaba en su espacio de radio. La última vez que me reuní con ella estaba contenta de su tarea cotidiana, pero me dijo: “A mí me tienen que hacer justicia”. Nunca quitó el dedo del renglón.

De acuerdo con los hechos, el exgobernador morenista incurrió en actos de corrupción en la Junta de Conciliación y Arbitraje, donde habría alterado el laudo que había salido en favor de Maldonado, hace un año, pero fue ratificado hace cuatro días.

No me cabe en la cabeza que haya sido ultimada. Es inaceptable la superficialidad e ineficiencia de las autoridades, la inoperancia del mecanismo de protección a periodistas que tiene tres años perdiendo recursos, al que se le desapareció su fideicomiso, y ahora no tiene plan, aunque nunca ha sido eficaz. ¿De qué le sirvió este mecanismo a Lourdes Maldonado? De nada.

Los policías asignados, nada más hacían rondines de vez en vez en su casa. En cambio, nunca se investigaron sus denuncias ni fue protegida. Es claro, la ultimaron frente a su vivienda, dentro de su auto. ¿Dónde estaban los policías para cuidarla? Nos tienen que rendir cuentas. Las periodistas tenemos que alzar la voz. ¡Basta!

Análisis

es-mx

2022-01-25T08:00:00.0000000Z

2022-01-25T08:00:00.0000000Z

https://oem.pressreader.com/article/281792812410661

Organizacion Editorial Mexicana