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RAÍCES Y PROPUESTAS

En una lectura general, los murales de San Ildefonso están anclados a cuatro raíces históricas, y que muy probablemente en su tiempo los artistas las asimilaron como evidentes en medio de un contexto social y político que todavía olía a pólvora.

“Cuando Vasconcelos les da los muros no es que él interrumpa de manera inoportuna en su trabajo, sino que los artistas mexicanos de entonces llevaban años con una batalla profunda que era contra la Academia de San Carlos que seguía trayendo yesos de Europa para pintar las ideas clásicas de la belleza occidental y en ese movimiento de pintura local, ya no de rostros europeos sino de fenotipos nacionales, se fundan las escuelas de pintura al aire libre donde se buscaba que los jóvenes pintores dejara de replicar una pintura de fuera y observaran a su nación, de esa tradición venían la mayoría de los artistas que llegan a San Ildefonso”, explica el director del museo universitario.

Así, precisa, el primer elemento de los murales es la raíz indígena en un sentido de recuperar la cultura prehispánica luego de un periodo de colonización. A esto responden los murales Masacre en el Templo Mayor La Conquista de Tenochtitlan (19221923) de Jean Charlot (1898-1979), donde revalora la masacre de los pueblos indígenas.

Sigue el elemento colonial, entendido como periodo importante en la creación del México moderno a partir de la evangelización que ésta no hubiera sido imposible sin la pintura de los muros de las iglesias. De ello da cuenta en su obra El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas (1922-1923) de Ramón Alva de la Canal (1898-1985).

También los muralistas dan un lugar importante a la cultura popular y ello se nota más en la pieza de Fermín Revueltas quien tenía un aprecio especial por los rotulistas y mercados populares. Su obra en San Ildefonso es Alegoría de la Virgen de Guadalupe (1922-1923).

Finalmente, la entrada del modernismo al país no puede negarse. Mucho menos con la creación de grupos obreros, la llegada de la industria, los primeros vuelos en avión hacia el extranjero y con ello una esperanza por el futurismo tras la gesta revolucionaria. Ello lo hace visible David Alfaro Siqueiros en El espíritu de Occidente Los elementos (1923), su primera obra mural que hizo con la técnica de encáustica sobre el techo de la escalera del recinto. Esta es una mujer con los cuatro elementos del origen de la vida.

Mención especial merece José Clemente Orozco quien proyecta el pensamiento de los artistas de la época. En una primera etapa, el artista ocupó los muros norte de los tres niveles del patio con una narración visual sobre la Revolución y la sociedad, pero cuando regresó de un viaje por Orizaba decidió modificar las obras. Pintó encima una visión más crítica del movimiento; retiró sus elementos optimistas y esbozó una realidad cruda.

Con una mirada crítica ante su propia comunidad propone una reflexión sobre la libertad y la justicia en juerga, y lo hace en los 24 murales que pintó entre 1923 y 1926. De estos destaca Maternidad, el único

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2021-10-23T07:00:00.0000000Z

2021-10-23T07:00:00.0000000Z

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