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Escalan precios de carne y gas

PEDRO DANIEL MARTÍNEZ SIERRA

Sólo por el combustible los consumidores pagan ahora 26% más que hace un año; 6.2% la inflación en octubre.

El Fondo de las Naciones Unidad (UNICEF) define como huérfano a un niño, niña o adolescente cuyo padre, madre o ambos progenitores han fallecido. La pandemia por Covid-19 ha cobrado la muerte de más de cuatro millones de personas a nivel mundial, dejando a más de un millón de niñas, niños y adolescentes en situación de orfandad.

En un estudio realizado en la Universidad de Oxford, publicado en The Lancet en 2021, tomó gran relevancia mediática en medios nacionales e internacionales por los datos expuestos sobre este tema. Producto de una investigación realizada en 21 países del 1 de marzo de 2020 al 30 de abril de 2021, señala a México como la nación en la que más niñas, niños y adolescentes han perdido a sus padres o a sus cuidadores principales, dejando a más de 131 mil de ellos en esta condición.

El Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), estima que 42 por ciento de las más de 250 mil muertes por Covid-19 corresponden a padres o madres de familia; sin embargo, no son cifras definitivas, no hay un número exacto. Todavía se siguen construyendo los padrones de información a nivel municipal y estatal, aunado a que la pandemia continúa cobrando la vida de padres y madres.

Lo que sí sabemos es que el fallecimiento de alguno o ambos padres en la vida de un niño, niña o adolescente, cambia su vida por completo y tiene severas afectaciones en su crecimiento.

Las figuras paternas y maternas son una pieza clave en su desarrollo físico y emocional, los impactos pueden ser más graves cuando suceden en edades más tempranas, no es lo mismo perderlos a los 17 años, que en la primera infancia debido a la importancia que tiene en esos primeros años la socialización, los vínculos de confianza, el sentido de autoestima y la empatía.

Estas ausencias los colocan en una situación de alta vulnerabilidad con afectaciones en su salud mental y altos riesgos de convertirse en víctimas, testigos o generadores de violencia física, psicológica y sexual, amén de condiciones que agudizan la obesidad infantil, deserción escolar, embarazo adolescente, suicidio, trabajo infantil, desapariciones y reclutamiento del crimen organizado.

El primer derecho humano vulnerado ante una situación de orfandad en niñas, niños y adolescentes es el educativo: debido a las dificultades que presentan las familias por el fallecimiento del principal sostén económico, empiezan paulatinamente a dejar de asistir a las escuelas debido a que se ven obligados a trabajar en condiciones no adecuadas que ponen en riesgo su salud física y emocional.

En el caso de las adolescentes, además de cubrir sus propias necesidades, se vuelven cuidadoras de otros niños menores de 10 años, sacrificando sus estudios por dedicarse a ello.

Quienes continúan en las escuelas regresan en condiciones distintas por duelos no procesados con atención especializada. Los profesores de nivel básico se enfrentan a esto y no cuentan con la capacitación suficiente para atender el duelo infantil, por tanto, se requiere de un mayor número de trabajadores sociales y psicólogos en las escuelas para que puedan brindar atención a esta problemática.

La orfandad por Covid-19 no se resuelve con un programa de becas por más que se les brinde acceso prioritario a quienes se encuentran en esta condición y se les acompañe hasta los 18 años.

Necesitamos presupuesto para el desarrollo de diagnósticos más precisos, es decir, un registro nacional de niñas, niños y adolescentes en esta situación para poder generar políticas públicas y programas eficaces porque los impactos de esta pandemia siguen siendo incuantificables para esta generación.

Los profesores

se enfrentan a esto y no cuentan con la capacitación suficiente para atender el duelo infantil, por tanto, se requiere de un mayor número de trabajadores sociales y psicólogos en las escuelas para brindar atención a esta problemática. La orfandad por Covid-19 no se resuelve con un programa de becas por más que se da acceso prioritario a quienes se encuentran en esta condición y se les acompañe hasta los 18 años. Necesitamos presupuesto para el desarrollo de diagnósticos más precisos, es decir, un registro nacional de niñas, niños y adolescentes en esta situación para generar políticas públicas y programas eficaces porque los impactos de esta pandemia son incuantificables.

Profesor de tiempo completo en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.

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2021-10-23T07:00:00.0000000Z

2021-10-23T07:00:00.0000000Z

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