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Volovanes, el desayuno más famoso del puerto

Se les considera una delicia gastronómica que satisface incluso paladares exigentes

DANYTZA FLORES

Veracruz, Ver.- Una larga fila se forma diariamente en la esquina de la avenida Independencia y la calle Mariano Arista, en pleno corazón del centro histórico de la ciudad de Veracruz, en donde porteños y turistas se dan cita para alcanzar uno de los tradicionales volovanes jarochos.

Desde hace 32 años, don Fermín acude al mismo sitio con sus canastas de mimbre repletas de este tradicional platillo, que se convirtió en el típico desayuno veracruzano de oficinistas, obreros, empleados de comercios de la zona, estudiantes y hasta turistas que cada que regresan al puerto de Veracruz no dejan pasar la oportunidad para degustarlos.

Esta delicia de la gastronomía jarocha tiene su origen en un platillo gourmet de la cocina francesa, pero en el puerto de Veracruz los “volovaneros” como don Fermín le han puesto su toque especial, para convertirlo en un referente de tradición y sabor.

Se trata de una pieza rectangular similar a un pastelillo o pan, elaborado de pasta de hojaldre que es relleno de una diversa variedad de guisos dulces o salados, con un precio que se ajusta a la medida de la economía de su consumidor, dependiendo el tamaño o variedad de ingredientes.

Tradicionalmente, los volovanes son ofrecidos en canasta de mimbre, en donde se guardan de manera meticulosa entre mantas

disfrutarse con relleno de piña, jaiba, jamón con queso, tocino, pollo y hasta hawaianos y papel de estraza para mantenerlos siempre frescos y calientitos. “Yo aprendí a hacerlos en una panadería que estaba cerca de mi casa, ahí iba yo a ver, pero como a mí siempre me gustó la cocina, entonces eso me sirvió porque ya traía una habilidad, mientras que mi esposa tiene un sazón particular, que es mejor que la de otras personas y juntos lo hacíamos”, relata don Fermín mientras atiende a la multitud que aguarda su turno.

En sus canastas guarda 20 variedades distintas de volovanes, algunos de guisos únicos como el de tocino con queso filadelfia que solo puede encontrarse con él, o el de frijol con chorizo que ya se volvió tradicional entre otros vendedores, así como los de atún, pollo y jaiba.

Para quienes gustan de sabores dulces, don Fermín ofrece desde volovanes de piña y hawaianos, hasta hojaldas, una variedad de volován que es alargado y cubierto de azúcar. Pero además de la variedad de sabores, los volovanes de don Fermín se han convertido en los preferidos por los jarochos por su tamaño y calidad en los ingredientes, pues es al mismo tiempo es el creador de los volovanes gigantes.

Diariamente acude a la esquina de Independencia y Arista a vender entre 350 y 400 volovanes, con dos tamaños distintos: los grandes y los más grandes, que tienen un precio de 20 y 30 pesos, respectivamente.

Como don Fermín, en todo Veracruz pueden encontrarse “volovaneros” este típico platillo callejero, cada uno con su sazón particular, incluso cadenas locales que los venden en formatos de franquicias. Sin embargo, Don Fermín afirma que en Veracruz el volován es un platillo tan arraigado que no existe competencia que pueda mermar sus ventas, ya que cada “volovanero” tiene a sus clientes, dependiendo del gusto y economía del cliente.

“Mis volovanes son de calidad, las carnes son de la mejor calidad, utilizamos ingredientes que son naturales, preparamos guisos que sepan ricos, también ofrecemos tamaños grandes, son los más grandes que hay en Veracruz”.

Don Fermín vende sus volovanes entre 9 de la mañana y 3 de la tarde en el mismo lugar, sin embargo, la jornada de trabajo para la elaboración de este tradicional platillo inicia hasta 15 horas antes de que se instale en el mismo punto de siempre.

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2021-10-24T07:00:00.0000000Z

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