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“Internet representa una gran confusión justamente para los jóvenes, que necesitan una orientación”

libro. Pero no sólo eso. Sus circunstancias personales, adversas en muchos momentos, lo pusieron de forma natural frente al periodismo. Su padre murió cuando tenía 16 años y tuvo que trabajar para apoyar la economía familiar ya fuera repartiendo periódicos o jalando cajas en los supermercados.

Luego del servicio militar vino su primer empleo en la industria y con él su primer reportaje publicado en el periódico sindical Metall, en el que denunciaba las pésimas condiciones de trabajo en la armadora de Ford, donde justamente años atrás su padre también había trabajado y arruinado su salud por no contar con medida de protección.

“Ese fue el inicio. Poco a poco mi trabajo fue considerándose y luego llegaron otros que se orientaron con él y quisieron hacer lo mismo que yo. Fue así como el periodismo en general de toda Alemania comenzó a abrirse y llegaron temas a los medios que antes eran tabú como los relativos al mundo laboral, que dejaron de ser marginales”, abunda.

-Ha pasado parte de su vida denunciando las injusticias de la sociedad, pero ahora, como antes, éstas permanecen: desigualdad social, abuso laboral, corrupción, racismo. ¿Se siente decepcionado? ¿Vale la pena seguir con el periodismo?

-Por el oficio soy escéptico pero, por otro lado, soy un optimista con cálculo, lo que significa que me centro en los pequeños pasos y logros que se pueden alcanzar. Lo veo ahora justamente con la pandemia: pese a todos los problemas, percibo un acercamiento entre la gente y un despertar de la conciencia. Estoy convencido de que si queremos sobrevivir tenemos que alcanzar una nueva sociedad. Y veo pasos hacia ello entre los jóvenes, en mis hijas, en los movimientos feministas. Estoy convencido de que nos movemos a una conciencia más clara de un mundo más justo en lo social y en lo que se refiere al medio ambiente.

“Es algo muy optimista - reconocepero hay que dirigirse hacia esa dirección. Como se decía antes: Hay que silbar mientras se camina en el bosque oscuro”.

-¿Y en ese escenario qué papel juega el periodismo?

-El periodismo tuvo y tiene aún tareas importantes que cumplir. Hay una concentración de poder a nivel mundial muy grande. Los grandes monopolios y consorcios buscan cada vez más escapar de los controles del Estado y es donde se necesita un periodismo de investigación. Aunque veo con preocupación que los medios serios cada vez tienen más dificultades generadas por la constante pérdida de su tiraje.

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Antes de poder preguntarlo, Wallraff aborda el tema de internet y su complejidad.

“Por una lado, representa una oportunidad. Antes se pedía que el consumidor fuera al mismo tiempo productor. Ahora, en abstracto, ese es el caso: (dentro de la red) todo mundo puede hacerse notar y escuchar”, pero -advierteestá el riesgo de la confusión que también genera.

“Siempre he creído que en la escuela se requiere una materia que se llame ‘capacidad de los medios’. Se tiene que educar desde muy temprano a los niños y jóvenes para orientarlos de una forma adecuada sobre en qué (de todo lo que hay en internet) se puede confiar, hasta dónde se trata sólo de rumores y cómo detectar a la prensa que miente. Eso desgraciadamente no existe y creo que la red representa una gran confusión justamente para los jóvenes que necesitan una orientación”.

Empedernido lector de periódicos -asegura que recibe en su casa cada día varios de ellosWallraff lamenta que la gente no lea más ni mire en la televisión programas “normales” que busquen informar. “La gente se orienta cada vez más hacia esa confusión”.

-Los jóvenes utilizan las redes sociales hoy en día todo el tiempo. Se meten a Twitter, Facebook, Instagram y sienten que están bien informados…

-Si utilizan esos medios para informarse sobre cosas relevantes, está bien. Sin embargo, eso acorta la visión. Yo cada mañana leo los diarios y al hojearlos me topo con cosas que no necesariamente están en mi radar.

Eso hace que amplíe mi visión. Pero de la otra forma, mirando sus propios intereses, uno se queda consigo mismo y la mirada se estrecha. Aunque lo realmente malo (de las redes e internet) es aterrizar en foros donde priva el delirio.

-En efecto. Con la digitalización de la información y el desarrollo de las redes sociales hay demasiada información que incluso nos inunda. Pareciera que con ello nada puede permanecer oculto pero muchas informaciones son falsas y superficiales. Ya usted lo acaba de mencionar. Internet es positivo pero también puede ser lo contrario. ¿Cómo proteger la calidad del periodismo?

-El periodismo ha recibido (con estas herramientas) una tarea que no existía antes bajo esta forma. Me refiero a lo generado por los whistleblowers como (Julian) Assange, (Edward) Snowden, Chelsea Manning… Y en esto veo a futuro las posibilidades más bien positivas para el periodismo si se sabe educar y formar al respecto. Y la injusticia no se puede mantener en secreto; hasta en los lugares más remotos del mundo será conocida por internet y otras vías. En México, por ejemplo, existen programas de radio alternativos que pueden llegar a lugares muy alejados del país. Siento, por cierto, gran respeto por los colegas que trabajan allá y que también lo hacen a través de internet.

La verdadera amenaza que ve Wallraff en el periodismo en este momento tiene que ver con la crisis económica: “Muchos de los que han elegido esta profesión se dan cuenta rápido que los periódicos mueren, que no hay posibilidades de ganar dinero y entonces se convierten en voceros de prensa o de grandes consorcios. Es algo que definitivamente no se les puede reprochar, pero sí se lamenta”.

-El periodismo requiere de tiempo y dinero para ser hecho con profundidad. En México hay una crisis permanente que ha empeorado con la pandemia. Muchos periodistas han perdiendo sus empleos. ¿Cómo puede vislumbrarse un futuro positivo cuando la realidad no lo es?

-Muchos jóvenes se me acercan y me hacen esa misma pregunta porque la situación aquí también es difícil. Y lo que yo les digo es: escojan una segunda profesión que les resuelva su existencia mínima. Quizás un estudio o profesión que vaya en dirección a la profesión; después especialícense en un idioma concreto y en un tema específico y entonces (pónganse) a investigar aquello que los mueve y también ayuden a esa gente que no está representada y que sufre injusticias. Eso es lo que siempre les digo a los jóvenes que llegan llenos de idealismo y luego fracasan en un periódico o medio porque al principio los aceptan como voluntarios, lo que no cuesta nada, pero después son desechados.

Desde hace unos años, Wallraff creó una pequeña fundación, a través de la cual apoya financieramente por tres meses a jóvenes periodistas que tienen un tema de investigación pero no una forma de sufragárselo. A mayor escala, sugiere la creación de fundaciones que promuevan el surgimiento de medios, específicamente periódicos públicos, como sucede en Suecia. “Ahí, en lugares donde sólo hay un periódico surge otro con apoyo estatal que representa una segunda alternativa para los lectores. Son ese tipo de iniciativas sobre las que se tendría que meditar mucho al respecto”, dice.

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La llamada “Ley Wallraff” establece que en casos de abusos graves, la gente tiene derecho a ser informada, incluso si la información se obtuvo con una falsa identidad

Intensamente

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2021-05-18T07:00:00.0000000Z

2021-05-18T07:00:00.0000000Z

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