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EL ESPECTADOR

Óscar Salas Gómez

Fausta y desilusionante, desalentadora, la temporada 2021 de graduación del Colegio Nacional de Danza Contemporánea. La primera grata impresión sucede desde la invitación recibida en mi buzón (inbox) de parte del coreógrafo Luis Arreguín. La anterior fue una década atrás desde Corea, donde ejerció académicamente; allá tuvo cabida su capacidad creativa y docente con dos importantes encargos. Aquí lo había saludado la persona encargada de la Dirección del Consejo Estatal de la Cultura y las Artes del Gobierno entrante con un: “Ni crea que va a tener las deferencias que ha recibido antes”, cuando todavía no había abierto la boca y consternado por “las deferencias" que no conocía. Su parquedad es enigmática, contradictoria, ¿oriental?

Presentó el número de cierre del programa con tres fechas 8, 9 y 10 de julio, en el foro del Museo de la Ciudad. La última vez que lo habían invitado a coreografiar en una temporada de graduación le encargaron trabajar con la promoción del nivel técnico. Por trayectoria artística y docente y por antigüedad, ‘A valores entendidos’, le habría correspondido ocuparse de la promoción que egresaba de licenciatura. Solicitó, por lo menos, ser remunerado a la par del joven coreógrafo invitado desde México. La respuesta afirmativa fue mentira. En cada función la misma coreografía: “Espacio imaginario”, con tres actuaciones diferentes. Hasta aquí la primera parte de la expectante alegría y sorpresa: la reaparición del coreógrafo Luis Arreguín. La segunda con la integración del reparto, cuatro de los siete ejecutantes son egresados de diferentes promociones, activos y ¡muy vigentes!; los tres restantes se estaban graduando en la temporada 2021, sin que el entrenamiento tuviera secuelas en sus cuerpos, en su desarrollo corporal; nada augura, menos justifica que vuelvan a actuar. La satisfacción y la alegría crecen con la actuación de los bailarines invitados, que alguna vez vivieron funciones similares como estudiantes: Tania Almazán, Omar E. Baas Pacheco, Efrén Gorrostieta Fernández e Irma Monterrubio, esplendentes y esplendorosos. En estricto sentido, desde el punto de vista espectáculo, desde el punto de vista artístico, “hacen la temporada”.

Del resto del programa, nada o muy poco, permite prever que los relevos o acompañantes de los invitados dichos estén próximos. Sin lograr atemperar la desilusión y el desaliento por el futuro de la danza contemporánea por parte del CNDC, cabría tener presente el confinamiento pandémico que tanto ha afectado la escolarización presencial, y la instrucción telemática con improvisaciones de espacios y manejos corporales por demás ingeniosos de resultados dudosos para el escenario dancístico. Quizá las temporadas de graduación inmediatas anteriores fueron superlativas y no es posible permanecer “a tope” pues no lo sería. Sin embargo, se advierte un imprescindible e invaluable activo: proyectan convicción vocacional.

Barroco

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2021-10-24T07:00:00.0000000Z

2021-10-24T07:00:00.0000000Z

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