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PEDRO ACOSTA PARTIDA DEJÓ LA TABLA DE SURF Y LAS OLAS PARA SER UNO DE LOS MÁXIMOS EXPONENTES DEL BOXEO AZTECA

ISAC CHÁVEZ

Los grandes campeones en la historia del boxeo mexicano se han forjado en el barrio, donde tienen que imponer su ley aunque no sean los más fuertes. En las calles forjan carácter y pulen el sentido de supervivencia para después dar un salto al profesionalismo, y es ahí donde tienen que sacar la casta para demostrar que en verdad nacieron para los cuadriláteros.

El camino del mazatleco Pedro Acosta Partida, mejor conocido como el “Chiquilín”, va en esa dirección. Oriundo de la colonia Independencia, dice que le agarró amor al deporte al andar en la vagancia. Primero con una tabla de surf toreando olas y ahora con unos guantes de box. A sus 26 años quiere que su nombre quede grabado en letras de oro en la historia de los cuadriláteros de Mazatlán y del país.

LAS OLAS Y EL RING

Como todo buen “patasalada”, la relación con el mar es algo que Pedro trae en la sangre y el surf, con el buggy, como se le llaman a la tabla corta de bodyboard, fue su primera pasión deportiva.

“Yo entré al deporte por vago, porque me gustaba mucho ir a la playa y comencé a darle al surfing un rato, con todos los del barrio, pero después me incliné por el boxeo, porque me comenzó a llamar mucho la atención”, recuerda.

En la colonia Independencia comenzó a los 13 años a dar sus primeros golpes a los sacos de box en el gimnasio “el Milo”, en el patio de una casa. En ese entonces por su mente no pasaba la idea de que el box se convertiría en su mejor aliado. Trece años después se volvió una realidad.

Pedro Acosta quiere ser uno de los mejores en su división.

“Todo comenzó por seguirle la cura a los amigos de ahí del barrio, yo nunca me había peleado con nadie, yo estaba en primero de secundaria. Y luego luego me gustó la adrenalina de los entrenamientos, por lo que decidí quedarme”.

Con su casi metro noventa centímetros de estatura, Pedro tuvo su primer combate 15 días después de haber apenas practicado lo básico del boxeo, lo que le dejó una gran enseñanza.

“Como todo, yo ya quería pelear, me motivaba ver a mis compañeros ya peleando y le dije al profe que me hiciera el paro de subirme. Y ahí vamos para arriba, nomás subimos a tirar madrazos, fue una pelea de exhibición y a como pudimos sacamos los tres rounds”.

Después de eso tomó la decisión de dedicarse por completo al boxeo.

“Cuando le comenté a mis padres que quería ser boxeador, a mi papá le agradó la idea, a mi mamá no, siempre fue un pleito, ella me decía: `no vayas, mejor juega otra cosa', pero se me fue dando, me

empecé a ver en el espejo que me paraba bien y tiraba buenos golpes, además de que gané varias peleas”.

PERCANCES DE UN BARBERO

Luego de varios años entrenando en el gimnasio de su colonia, Pedro llegó a la escuela de boxeo Zápari, donde conoció a Rubén Téllez, un gran formador de talento en el puerto. Fue gracias a él que recibió el apodo boxístico del “Chiquilín”.

“Llegó ahí con la familia Zápari, estuve trabajando con Rubén Téllez, que fue muy importante para mi carrera y en todo lo que soy profesionalmente”, rememora. Bajo las órdenes del equipo de Zápari Boxing le tocó ir a campeonatos estatales, pero sólo ganó uno.

Cuando iba a ir a una competencia nacional tuvo un accidente en motocicleta, donde se rompió la tibia. “Tenía 16 años cuando me pasó ese accidente, el subcampeón, que es de Los Mochis, fue el que tomó mi lugar y quedó campeón, en la categoría cadete de 80 kilogramos”.

Para la mala fortuna de Pedro, a nada de volver al boxeo luego de ese accidente, se fracturó otra vez la pierna, también en un percance en moto, pero esta vez le tuvieron que poner un clavo en la tibia, lo que le abrió las puertas para realizar otra de sus grandes pasiones: cortar el pelo.

“Yo no podía hacer nada, ni ir a la escuela, ni trabajar, estaba incapacitado, lo único que podía hacer es estar parado y tenía una máquina de cortar el pelo y a los chavalos del barrio dije que si se los cortaba y comencé a ver videos de Youtube y fue en el transcurso de la recuperación donde me dio eso de darle como barbero, por ahí del 2016”.

Muchas personas le decían a Pedro que después de su accidente no iba a poder seguir en el box, ya que las piernas son herramientas fundamentales para esta disciplina, pero la motivación y las ganas de salir adelante lo llevaron a recuperarse, regresar y debutar en el profesionalismo.

“Yo mismo me motivé a salir adelante, había días que me levantaba completamente derrotado, pero se tiene que trabajar más en este deporte; además de que la barbería me ayudó a solventar mis gastos, porque el boxeo al principio no te da para vivir. Siempre digo que yo le debo mucho a las tijeras y a las máquinas de cortar el cabello porque me ayudaron a concentrarme en el box y en lo que quería hacer en el futuro con mi vida”.

También se hizo famoso por cortarle el pelo a gruperos como Luis Alfonso Partida “El Yaki”, ex vocalista de Banda El Recodo; Toño Lizárraga, ex vocalista de La Original Banda El Limón y al boxeador Gilberto “Zurdo” Ramírez.

DEBUT PROFESIONAL

El “Chiquilín” tuvo que adaptarse para regresar a los cuadriláteros, salir adelante, soportar el dolor de la recuperación y el no poder caminar. Esa fue una de sus batallas más importantes dentro de su carrera boxística.

El 17 de noviembre del 2017, a los 21 años, fue su debut profesional, donde cayó por la vía nocaut ante Ángel Gabriel Yescas, en la Cancha Germán Evers de Mazatlán.

“Siempre hay nerviosismo en el primer combate, lastimosamente nos tocó perder, pero me gusta ser ese boxeador que se levanta”, dice.

Aderezo

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2022-09-19T07:00:00.0000000Z

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